jueves, 4 de febrero de 2010

Cambio de tercio.


El tiempo nos ha ido respetando hasta que esta mañana ha descargado con ganas. Hace un par de días que se acabó la poda en La Cabezuela y, como os comenté, tocaba seguir en la Casa Costa. Dicho y hecho, ahora bien ¿por dónde empezar?; enseguida lo tuvimos claro: el primero sería el tempranillo del cerro. Es la tabla más joven de la finca, pero no es ésta la razón por la cual empezaríamos la faena.

Echando una ojeada atrás recordaréis que la finca sufrío las consecuencias del granizo a principios del mes de julio. Los daños no fueron tremendos pero la verdad es que fue el tempranillo del cerro el que se llevó la peor parte. ¿Qué tiene esto que ver con la poda?: muchísimo. Al dañar los sarmientos el podador ha de buscar la manera de que la cepa saque su mejor madera por otros pulgares menos dañados; todo un arte del que dependerá la futura cosecha.

Este año la poda en la finca será más concienzuda y por lo tanto puede que se alargue en el tiempo, aunque para que la cepa mueva todavía queda un poco, no como los almendros que ya han comenzado a florecer después de tantos fríos.

El tempranillo del cerro recién podado y a la espera de una buena labranza.

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