miércoles, 22 de julio de 2009

Y después de la tormenta llegó la calma.


Ya hace días del pedrisco y desde entonces todo ha vuelto a la normalidad (si es que se le puede llamar normalidad a los tres días seguidos de 37º centígrados que marcó el observatorio de Utiel el miercoles, jueves y viernes de la semana pasada) y toca mimar la viña.
Ahora es cuando vemos si el tratamiento va siendo eficaz (parece que si) y las cepas se van reponiendo de la piedra con nuevas hojas y energía renovada que le aportamos desde el suelo con riegos nocturnos y una buena labranza.
El agua ahora es fundamental para que la cepa conserve la humedad que no retiene por la falta de superficie foliar y más si se anuncian máximas para estos días de hasta 39º.
Como veis todo esfuerzo es poco para cuidar la viña y que ésta nos obsequie con lo mejor que nos puede ofrecer.

martes, 14 de julio de 2009

Nunca llueve a gusto de todos...


El sabio refranero popular español tiene la frase perfecta para el momento correcto. En este caso os diré que una buena lluvia le venía que ni pintada a la sedienta viña (aunque se controle selectivamente con el sistema de riego por goteo) y así fué que el cielo se rompió hasta que la cosa empezó a irse de las manos: granizada al canto.

El balance no ha sido negativo, pero tampoco ha sido todo lo positivo que desearíamos. El grano (que ya comienza la madurez) no ha sufrido daños relevantes aunque no se puede decir lo mismo de las hojas más expuestas de la cepa. Desde entonces (ya pasan cuatro días) los controles diarios de la viña y su posterior tratamiento (desinfectante y cicatrizante) han de ser rápidos y eficaces si queremos que en unos días todo siga como si nada hubiera pasado y que el refranero español siga siendo, como el vino, algo tan castizo y certero.