martes, 13 de octubre de 2009

Segunda parte: La garnacha


Frescor matutino para despejarnos un poco (12º). Ya viene la garnacha y aparentemente viene en mayor cantidad de la que inicialmente pensábamos. Buena acidez, buen ph y de grado un pelín menos de lo que nos gustaría, pero es que la humedad de las pasadas lluvias allá abajo (la garnacha está justo al borde de la rambla de Estenas) se queda y tarda más en desaparecer.
Con todo el ritmo de cosecha es perfecto y prácticamente en un día entramos los cincomil y pico kilos de garancha en la bodega. Al entrar el característico olor de la garnacha la delata, se mezclan aromas de frutas del bosque y grosellas, y que decir del color; ¡si parece ya vino!.
En el depósito contiguo fermenta el tempranillo, a su ritmo, con temperatura constante y tres remontados diarios, en un par de días estará para sangrar.
Como veis el ritmo no para, ahora viene lo que quizás sea lo más costoso de todo: el prensado del hollejo, del cual extraemos más color y propiedades fundamentales para que el vino siga su proceso evolutivo...


En la foto superior la garnacha entra en el sinfín con su característico color siendo todavía mosto.
En la foto inferior vemos el remontador empapando el sombrero de los hollejos de tempranillo durante la fermentación.

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