viernes, 11 de febrero de 2011

Debatiendo sobre poda...


...así hemos estado buena parte del mediodía y es que, como hablábamos la semana pasada, no es tema baladí. Las dudas entran cuando juntas varios factores adversos en una viña. La garnacha tiene mucho vigor (no así el tempranillo de la loma), más bien se trataría de evitar el amontonamiento entre cepas, éstas están podadas con el clásico cordón doble (dos brazos por cepa de los que salen entre 6 a 8 pulgares con 2 yemas cada uno), resultado: amontonamiento y kilos de uva.
Muchos pensarán que es ideal, aunque para nosotros no siempre y es que si ello supone una bajada de calidad (no es el caso de nuestra brava garnacha) o que las cepas acaben estorbándose entre ellas no es positivo. Aveces atravesar una fila en pleno mes de julio se convierte en misión imposible si no llevas encima un machete.
Cual es el planteamiento: podar a cordón simple, esto es, dejar un brazo sólo en lugar de dos y estirar un poco la cepa para que se desperece. Además, dejando unos 5 o 6 pulgares separados ya tienes espacio para trabajar.
Los inconvenientes no son pocos si no se hace como se debe. Para empezar podadores dispuestos a hacerlo bien sin poner demasiadas pegas (aveces salirse de lo habitual es lo que tiene). Lo siguiente un buen protector para el brazo que cortas si no quieres que las enfermedades y hongos hagan de las suyas con la vid y sobretodo que ésta quiera seguir el juego que le propones.
De momento lo hemos tomado como algo experimental en unas pocas cepas al azar dentro de una misma tabla para ver que tal resultado da en este ciclo vegetativo. Como veis a la hora de diseñar la poda muchos factores son los que entran en juego, el más importante es el vigor para marcar la calidad, pero no menos importante es el sentido práctico y aveces (¿y por que no?) el estético.

jueves, 3 de febrero de 2011

A cortar.


Como si de un folio en blanco se tratara, en el momento de la poda podemos decir que partimos de cero en el diseño de la futura añada o, porque no decirlo, para las dos próximas añadas. La viña tiene memoria, memoria infalible; más vale que se tenga buen tino o si no a la larga lo pagas. Igual de indeseable se convierten ciertos vicios que adquiere una viña mal llevada y peor podada. Tal vez del diseño hablaremos otro día, hoy nos pararemos en la época de llevarla a cabo.
Normalmente la gente no se plantea mayores problemas a la hora de podar; "poda roja, viña moza" o lo que es lo mismo: podar a finales de octubre "así no me cogen los hielos". A veces la sabiduría popular es del todo carente de rigor y siempre sujeta a las circunstancias de cada uno. También es verdad que hay quien no se puede permitir el lujo de perder tiempo ante su jungla de esqueléticas cepas.

Como todo, cuando toca y como toca, pero en la viña más. Nosotros somos de la opinión que ésta es la mejor época de poda por varias razones: se supone que lo más crudo del invierno ha pasado (aunque lo cierto es que ha sido un invierno tranquilo, comparado al del año pasado), en enero se dan, normalmente, varios episodios anticiclónicos perfectos para la viña y para que el trabajo cunda. También tenemos en cuenta el mes aproximado que tardamos en podar la viña y estimamos que en marzo tal vez sería demasiado arriesgado en caso de que adelantara el desborre la viña.
El caso es que a estas conclusiones se llegan con años de observación y comprensión de la viña que te ocupa, pero como siempre no es infalible... como dirían en un casino:"hagan sus apuestas".